Una de las virtudes, quizá la más grande, del poema Instantes es su desfachatada simpleza. Simpleza que proporciona un claroscuro a la totalidad de la obra borgeana cuando se la contrapone a ella. Instantes resulta, entonces, un hiato testigo, testimonio y testamento de la vida literaria del maestro argentino, en él su mano desfalleciente de herrero lírico trabaja por última vez las candentes palabras en su fragua de versos.
Pero no debemos engañarnos. La aparente espontaneidad del poema es otra más de las ilusiones a las que era afecto Borges. A fines de 1974 y principios de 1975 él y Ernesto Sábato sostuvieron una serie de charlas concertadas, grabadas y transcriptas por Orlando Barone y finalmente publicadas en 1976 por Emecé bajo el título de "Diálogos". El fragmento que a continuación se reproduce de dicho libro es uno de los tantos significativos que atraviesan no sólo la obra sino la vida del autor de "Ficciones" y brinda, para quien tenga la vista entrenada para verlo, detalles mínimos pero contundentes de cuán profundo y lejano en el tiempo se entierran las semillas que alimentan la gestación final de Instantes:
Sábato: Dígame, Borges, si pudiera volver a vivir su vida, ¿cambiaría algo?
Borges (con su vista fija en algún punto entre Sábato y yo) : Caramba, es una linda pregunta.
Sábato: Sí, linda y terrible.
Borges (reflexiona un momento y luego, inclinándose hacia nosotros): Cada minuto de mi vida lo he vivido sensata y prolíficamente. Creo, Sábato, o quiero creer, que si pudiera vivir de nuevo cometería más errores, tendría más problemas reales y menos imaginarios. Me gustaría, quizás, contemplar más atardeceres, subir más montañas, nadar más ríos y también, si le fuese permitido a un hombre de mi edad, dar más vueltas en calesita.
Sábato (que ha estado escuchando a Borges con atención, el vaso de whisky en la mano): Borges, noto que está descalzo.
Borges (sonríe ante la observación de Sábato): Sí, sí, usted verá -porque yo no puedo- estamos en verano y, gracias a algunas palabras sabias de mi madre, me he propuesto calzarme hasta el otoño.
Sábato: ¿Y eso que carga en la espalda es un paracaídas?
Borges: Sí, caramba, pensé que no era tan visible. Lo llevo a todas partes, junto con esta bolsa de agua caliente.
Sábato (mira a Borges con atención): Borges, tiene algo en los dientes...
Borges: Oh (se pasa la lengua por la dentadura haciendo ese sonido de succión característico del que quiere sacarse restos de comida de los dientes sin cometer la grosería de usar los dedos): ¿Salió?
Sábato: No.
Borges (intenta con más fuerza, esta vez el sonido se asemeja al de algunos roedores de considerable tamaño): ¿Y ahora?
Sábato: No, todavía no.
Borges: Pero che... disculpen ustedes... (se da media vuelta sobre su asiento para ocultar su cara, Sábato y yo notamos que utiliza su mano intentando atrapar al intruso, al cabo de un rato se da vuelta mostrándonos los dientes) ¿Ahora sí?
Sábato (me mira con seria complicidad, el fragmento continúa en el mismo lugar): Sí, Borges, ahora sí. ¿Gusta unas habas?
Borges: No, gracias, el día está más para un helado de crema almendrada y sambayón.
Sábato: Vamos por uno, entonces.
Los veo alejarse, Borges del brazo de Sábato, en el aire quedan palabras ahora vacías: habas, agua caliente, sambayón, calesita. Símbolos que me rehúso a llenar.
Barone, Orlando (compilador). "Diálogos". Emecé, 1976. págs. 37 y 38.
Pero no debemos engañarnos. La aparente espontaneidad del poema es otra más de las ilusiones a las que era afecto Borges. A fines de 1974 y principios de 1975 él y Ernesto Sábato sostuvieron una serie de charlas concertadas, grabadas y transcriptas por Orlando Barone y finalmente publicadas en 1976 por Emecé bajo el título de "Diálogos". El fragmento que a continuación se reproduce de dicho libro es uno de los tantos significativos que atraviesan no sólo la obra sino la vida del autor de "Ficciones" y brinda, para quien tenga la vista entrenada para verlo, detalles mínimos pero contundentes de cuán profundo y lejano en el tiempo se entierran las semillas que alimentan la gestación final de Instantes:
Sábato: Dígame, Borges, si pudiera volver a vivir su vida, ¿cambiaría algo?
Borges (con su vista fija en algún punto entre Sábato y yo) : Caramba, es una linda pregunta.
Sábato: Sí, linda y terrible.
Borges (reflexiona un momento y luego, inclinándose hacia nosotros): Cada minuto de mi vida lo he vivido sensata y prolíficamente. Creo, Sábato, o quiero creer, que si pudiera vivir de nuevo cometería más errores, tendría más problemas reales y menos imaginarios. Me gustaría, quizás, contemplar más atardeceres, subir más montañas, nadar más ríos y también, si le fuese permitido a un hombre de mi edad, dar más vueltas en calesita.
Sábato (que ha estado escuchando a Borges con atención, el vaso de whisky en la mano): Borges, noto que está descalzo.
Borges (sonríe ante la observación de Sábato): Sí, sí, usted verá -porque yo no puedo- estamos en verano y, gracias a algunas palabras sabias de mi madre, me he propuesto calzarme hasta el otoño.
Sábato: ¿Y eso que carga en la espalda es un paracaídas?
Borges: Sí, caramba, pensé que no era tan visible. Lo llevo a todas partes, junto con esta bolsa de agua caliente.
Sábato (mira a Borges con atención): Borges, tiene algo en los dientes...
Borges: Oh (se pasa la lengua por la dentadura haciendo ese sonido de succión característico del que quiere sacarse restos de comida de los dientes sin cometer la grosería de usar los dedos): ¿Salió?
Sábato: No.
Borges (intenta con más fuerza, esta vez el sonido se asemeja al de algunos roedores de considerable tamaño): ¿Y ahora?
Sábato: No, todavía no.
Borges: Pero che... disculpen ustedes... (se da media vuelta sobre su asiento para ocultar su cara, Sábato y yo notamos que utiliza su mano intentando atrapar al intruso, al cabo de un rato se da vuelta mostrándonos los dientes) ¿Ahora sí?
Sábato (me mira con seria complicidad, el fragmento continúa en el mismo lugar): Sí, Borges, ahora sí. ¿Gusta unas habas?
Borges: No, gracias, el día está más para un helado de crema almendrada y sambayón.
Sábato: Vamos por uno, entonces.
Los veo alejarse, Borges del brazo de Sábato, en el aire quedan palabras ahora vacías: habas, agua caliente, sambayón, calesita. Símbolos que me rehúso a llenar.
Barone, Orlando (compilador). "Diálogos". Emecé, 1976. págs. 37 y 38.
8 habas:
La mera verga en salsa.
brillante
bis
brillante
El reverendo niño (no confundir con el niño predicador) siente que la obra recobra su rumbo.
Pax vobiscum
Si volviera a morir
moriría distinto.
Trataria de no ser
descuartizado por un tren,
o violado por la barra
brava de Boca.
Me asfixiaria atragantado
con dulce de leche casero,
o comería helado de chocolate
hasta que congelar mi tronco encefálico.
Viviría distinto también.
O parecido, pero no tanto.
Mas o menos así como viví,
pero con mas plata.
Volaría como Superman,
pero sin ser afectado por la kriptonita.
O dignificaría mas días
no riendo ante el dolor ajeno.
También cambiaría mi vida
despues de la muerte.
Porque como dijo el poeta:
"Ya no es vida, esta que viven los muertos".
En el infierno, charlaría
mas con mis amigos
y me dedicaría menos
a ser un buen reo de Satán.
Si, creo que sería
menos así como fui
y mas así como quiero ser.
O parecido.
Pistón: estás increíblemente cerca del Duna...! Qué bueno saber que el monolítico Instantes una a tantos habistas! Ojalá este sea el principio del Fervor de Sumaleunverso...
Che, este blog es una joda, ¿no? Porque de otro modo no me explico cómo todavía puede haber gente que cree que "Instantes" es obra de Borges:
http://www.rompecadenas.com.ar/instantes.htm
Como ven, la mismísima María Kodama lo desmintió, pero por otra parte, cualquiera que haya leído los poemas verdaderos de Borges, se daría cuenta de que el estilo de este pseudo-poema no tiene absolutamente nada que ver con el universo borgeano.
Creo, Ernesto, por lo que he leído, que el blog es una burla irónica a todas esas personas que le adjudican Instantes a Borges
"¿Gusta unas habas?" Jajaja
alguna noche bebí en tu compañía un fernet de menta en un hotel de once y no rehusaste un sánguche de mortadela. tus patologías son un encanto a voces. saludo el inmortal diálogo y que cumplas muchos más.
Publicar un comentario