Esperando a Godot

Cierta noche L'enfant, mayoritariamente ebrio, me reveló que el instantismo tal como lo concibe este espacio, es decir, como actividad deliberada, se había agotado por completo.
Las palabras, terminantes, casi no admitían réplica. Pero en ese momento arriesgué una gambeta que ahora considero pueril. Le dije 'reconocerás que incurrís en horror vacui: infamar el nombre de Jorge Luis Borges constituye un acto potencialmente infinito, pues si se toma el tiempo real de un instante -digamos una fracción de segundo- y se lo multiplica por los ochenta y seis años, nueve meses, veinte días y dieciocho horas de vida ejemplar del Maestro, se obtiene una base más que abrumadora para el falseo y el ultraje gratuitos...'
Cómo explicar mi vergüenza cuando entre petulante y compasivo me reconvino 'veo cuan poco has entendido. La infinitud que postulás -que no es tal- consiste en una mera sucesión indefinida de momentos, tu razonamiento es esencialmente lineal, yo hablo de otra cosa. Pensá en esto: la tierra giraba alrededor del sol mucho tiempo antes de que Copérnico naciera' A continuación escrutó mi rostro, adivinó la ignorancia y continuó 'digo que la mente humana ha actuado de forma incomprensible para otras mentes muchos siglos antes de que su funcionamiento anómalo se pudiera tipificar como tal. Ergo, nosotros, que nos autoproclamamos instantistas y que practicamos esa falacia que hemos dado en llamar el instantismo, somos unos completos eunucos' Esta vez aventuré un peñascazo un tanto más efectivo, le dije 'entonces el instantismo como tal no puede haberse agotado puesto que no se agota lo que no existe' Tras esto se produjo un extraño silencio en el cual, debo admitir, vi a L'enfant emocionarse, a lo que repuso en tono paternal 'exacto pequeño enciclopedista, felizmente compruebo que el traje de petimetre ya te queda chico; el instantismo jamás ha existido como empresa realizable por los hombres por una razón evidente: es un puro estado prepsicológico y como tal se lo tiene o no; el auténtico instantista reconoce a un cofrade en el simple cruce de miradas' Eufórico, repuse 'pues entonces llegamos a la inexorable conjetura de que este espacio carece de razón de ser'
'Tranquilidad -dijo- este espacio no puede ni debe desaparecer, nuestra tarea innegable -y la de nuestra generación- consiste en esperar estoicamente la Nueva Verdad, la Nueva Palabra: cuando ese momento llegue la linealidad de este espacio estallará como una danza frenética y se propagará en infinitas tramas de infinitas bifurcaciones...'
Luego extrajo del bolsillo un papel sucio y arrugado que parecía contener una especie de mapa de la mente humana y me lo enseñó; recuerdo que fingí curiosidad. Después mencionó una lista de instantistas auténticos, producto de sus investigaciones. La misma incluía a los preadamitas, a Omar Khayyam, a Rabelais, a determinados jansenistas, a Sade, al Bosco y otros tantos que seguro olvido. El resto de la vigilia es perfectamente omitible. L'enfant y yo nos separamos en la playa de una YPF; creo que no nos dijimos adiós.
¿El mundo será la Nueva Verdad? Nadie puede saberlo. Yo no hago caso, yo sigo difamando en los quietos días de enero el nombre de Jorge Luis Borges.

4 habas:

Anónimo dijo...

L'enfant, un idolo!!

Anónimo dijo...

REGIO, REGIO !!!

Azpeitia poeta y escritor dijo...

Enhorabuena por tu blog...me gusta lo que haces y como lo dices...un abrazo desde azpeitia

Anónimo dijo...

gracias azpeitia, admiro secretamente a la gente que suma (habas, versos, onda)